Amor perruno

He visto el video. He visto como una perra, después de haber recibido un disparo en la cabeza a sangre fría, seguía moviendo el rabo con su mirada fijada en el cúmulo de guardias urbanos. Bajo ese grupo de guardias civiles, se encontraba su dueño, un sin techo que vendía pulseras en la calle. La Guardia Urbana le pidió la documentación al hombre y, según testigos del momento, el guardia urbano le pegó un guantazo al sin techo, la perra empezó a ladrar y el guardia urbano puso su rodilla en el cuello de la perra y le disparó a sangre fría en la cabeza. El sin techo perdió los papeles y agredió al guardia urbano, lo que resultó en la terrible escena que se puede ver en el video.

No hace falta decir que la actitud del guardia es absolutamente despreciable; todos los que hemos tenido perro lo sabemos. Cuando algo hiere a tu animal sin más razón que la del miedo irracional a este animal tan digno, es como si hubieran herido a una persona muy querida. Y es que a los perros se les quiere muchísimo. Alguien podría decir «es tan solo un perro», pero esa persona no entiende realmente lo que es un perro para un humano. El vínculo entre perro y humano no es como el vínculo entre un niño y su peluche, o un adolescente y su nueva videoconsola; no, es algo mucho más profundo. Los perros no son meros caprichos, son seres vivos que, a pesar de no ser humanos, nos quieren con toda su alma. Estamos hablando de un vínculo tan antiguo como la agricultura. Los perros (Canis Lupus Familiaris) llevan acompañándonos en esta ardua y solitaria existencia más de 10.000 años, no se merecen este trato.

Pido justicia para Sota. Un guardia urbano que desprecie tanto a un animal como para ejecutarlo a sangre fría no merece la placa. Es lo único que podemos hacer por Sota y su desafortunado dueño.

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