Un Gesto que vale una denuncia.

Los españoles no queremos libertad de expresión. Somos una sociedad que alardea de nobles principios recogidos en la Constitución pero, a la hora de la verdad, no los defendemos. Después de la denuncia que le han metido a Piqué por “provocar” a la afición del Espanyol con un gesto que decenas de futbolistas han realizado incontables veces en el pasado, ya no me queda duda alguna; los españoles no quieren libertad de expresión.

No fue la generalizada condena al autobús de Hazteoir lo que me hizo abrir los ojos a esta realidad, ni siquiera los juicios contra raperos con años de cárcel y multas estratosféricas sobre la mesa por hablar del rey en sus canciones. Ha sido el caso del futbolista blaugrana el que me ha hecho darme cuenta de que vivo en un país de tiranos al que no le importa que se violen derechos fundamentales, como la libertad de expresión, mientras la víctima sea alguien que nos caiga mal. Si los principios se aplican con una doble vara de medir, no son principios.

He hablado con gente que justifica la denuncia a Piqué por hacer ese gesto. Les digo que los jugadores faltan al respeto a los espectadores casi en cada partido controvertido como lo es un derbi; que era algo normal, que ya se había repetido incontables veces antes que Piqué y que no procedía ese protocolo para castigar ese comportamiento. Su respuesta fue impresionante: “Es que él siempre la está liando” me dijo. Su justificación para que la injusticia de Piqué se basa en un prejuicio suyo, porque es reincidente en que sus opiniones no le gusten a él. Esto no es justicia, es venganza.

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El diario Marca celebrando el gesto de Raúl que silenció al Camp Nou tras el gol del empate. A Raúl no lo denunciaron por provocar a la afición.

Libertad de Expresión

Llevo tiempo queriendo escribir una redacción sobre este derecho tan fundamental para una sociedad civilizada. ¿Qué derecho tengo yo de decir algo que pueda ofender a otra persona? Ofender es algo malo, sin duda alguna; a nadie le gusta que le ofendan, yo incluido. Pero es el precio que hay que pagar para poder hablar. Cada vez que debates algo, que entablas un diálogo, te expones a ser ofendido. Si no tuviéramos que ofender a nadie, no podríamos dialogar más allá del “Hace frío hoy”, y los goles los tendríamos que celebrar con las manos en los bolsillos y la cabeza baja no vaya a ser que provoques a la afición contraria. Sin ofensa no hay libertad de expresión, sin libertad de expresión no hay diálogo y si no hay diálogo, lo único que queda es la violencia.

Como espectador de fútbol, te arriesgas a ser ofendido por el contrincante; y por muchas denuncias y declaraciones sobre cuán ofendido estás por ese gesto, Piqué seguirá riendo por dentro pues os dolió más de lo que le debería doler a una persona adulta un simple dedo rozando los labios.

Conclusión

En fin, lo más probable es que Piqué se lleve una buena multa por vestir los colores equivocados y pensar cosas equivocadas. Pues esto es España y nos importa más humillar a la gente que nos cae mal que defender los derechos y libertades de cada individuo. Luego nos quejamos de que estamos gobernados por calaña corrupta mande el partido que mande. Deberíamos mirarnos al espejo; los políticos no dejan de ser del mismo país que tú y yo, y es que si un país está gobernado por mierda es que su gente es mierda también.

La Escalera

El pequeño Luís subía lentamente los peldaños como si cargara con una enorme plomada en cada pierna. Yo lo observaba desde arriba, de brazos cruzados y sin un temblor en mi tez. La cara de mi hijo se mostraba tensa y torcida de dolor. Se agarró a la barandilla de madera con toda su fuerza y subió otro interminable peldaño, dejando ir otro chirriante y desgarrado alarido. Una lágrima de dolor concluyó su esfuerzo titánico y cayó por su mejilla hasta llegar a su cuello, tenso como las cuerdas de un piano. Giró la cabeza y miró atrás, al pie de la escalera. Su silla de ruedas aún seguía ahí, quieta y fría. Se volvió con su afligida cara, sus ojos pidiendo clemencia. Pero negué con la cabeza.

-¿Quieres pasarte la vida en esa silla de ruedas o quieres venir aquí arriba conmigo? –Le dije escondiendo, lo mejor que puede un padre, el dolor de ver a un hijo sufrir de aquella manera.

Juraría que Luís iba a romper aquella barandilla de la fuerza que blandía con su zurda, su mano buena; la diestra estaba recogida en un puño de sudor y rabia. Tenía que subir las escaleras él sólo, eso dijo el médico. Osteosarcoma, ese el nombre del cáncer que padecía mi hijo. Un cáncer extremadamente doloroso que ataca los huesos de niños en pleno estirón, Luisito tuvo la mala fortuna de padecerlo en ambas rodillas, un caso trágicamente excepcional. Mi mujer no podía parar de llorar en la consulta cuando el oncólogo nos comunicó los resultados de las biopsias, pero encontró la fuerza para preguntar al doctor: con la cara rota por el llanto y tapándose la boca.

-¿Volverá a caminar? Dígame por dios que volverá a caminar, doctor.

El oncólogo cerró los ojos y agachó levemente la cabeza, mi mujer apretó mi mano y se lanzó a mi hombro para llorar desconsoladamente. El oncólogo intentó responder a la pregunta. Me dijo que, con rehabilitación, podría volver a caminar pero que el porcentaje de éxito era muy bajo y la mayoría de niños desarrollaban dolor crónico por el abuso de tranquilizantes. Como Luís tenía ambas piernas afectadas por el cáncer, las probabilidades de rehabilitación eran nulas.

Luís pasó la operación con ambas piernas intactas y enseguida empezó la quimioterapia. Como nos advirtió el doctor, el dolor que nuestro hijo sufría en sus rodillas era inhumano. La silla de ruedas se había convertido en su único medio de transporte, y cada noche lo subía a cuestas a su habitación, pues las escaleras eran algo impensable para él. Las pastillas apenas le calmaban el dolor unas horas antes de que tuviera que drogarse de nuevo para calmar el infierno que vivía cada segundo de su vida. Observé impotente cómo mi hijo se convertía en un yonqui esquelético que no pensaba en otra cosa que pedir más tranquilizantes mientras se retorcía de dolor en su silla.

Cada día iba a rehabilitación en una clínica privada de prestigio. Mejoró hasta el punto de poder dar tres pasos en una pasarela, pero el progreso se acabó allí y nunca llegó a cruzarla por completo. No podía seguir viendo a mi hijo en aquella silla de ruedas. No quería seguir despertándome en medio de la noche entre alaridos infernales para darle la pastilla de las tres de la mañana. No soportaba ver a mi hijo así de miserable. Así que, una noche, le dije que no le subiría a cuestas por la escalera, tendría que subirlas él mismo. Mi mujer trató de detenerme pero fui tajante y no cedí; me planté arriba y lo esperé de brazos cruzados, observando cómo mi hijo se retorcía de dolor con cada peldaño. Su madre se encerró en el lavabo en un intento de ahogar los gritos de Luís, pero una madre nunca puede dejar de oír a su hijo.

Ojalá pudiera decir que me dolió más a mí que a él. Ojalá pudiera mentirme de esa manera. Pero la cara de mi hijo en agonía es la cosa más espeluznante que haya visto nunca, y jamás podría imaginarme tal dolor. Luís lo describía como dos taladros hundiéndose a máxima potencia en cada rodilla. Pero, aún con el incalculable dolor que mi hijo padecía ante mí, la tortura que le suponía cada peldaño, me mantuve firme, mirándole a los ojos sin flaquear. Hay que ser un inmenso hijo de la gran puta para ver a tu hijo sufrir de esa manera y no hacer nada. Sólo un hijo de puta puede hacerle eso a un niño de nueve años. Pero quería ver a mi hijo caminar, correr detrás del balón en el parque, atender a clase junto a sus compañeros… quería verlo feliz. Esa silla de ruedas era la condena a una vida miserable, y quería librarle de tal destino. Así que me convertí en un hijo de puta. Lo saqué de un lugar escondido en un recoveco de mi mente, un sitio oscuro que nunca había explorado, y lo usé.

Luís llegó arriba con la ropa chorreando de sudor, la garganta destrozada de tanto gritar y los ojos como cascadas de lágrimas interminables. Tardó dos horas en completar la hazaña y se ganó el viaje a su cama a cuestas. Con mi hijo llorando de dolor en mi hombro, mis ojos también se humedecieron. Eran lágrimas de alegría, la alegría que trae la luz del final del túnel. Arropé a Luisito en su cama, le di su pastilla y le deseé las buenas noches con un beso en la frente y el pecho henchido de orgullo.

Cada noche le esperaba arriba con un cronómetro y le ponía un tiempo a batir. La cosa mejoró gradualmente hasta llegar a los treinta segundos. Luisito conquistó el dolor y el corazón de sus padres. Ahora tiene trece años, no se medica y hace dos años que la silla de ruedas coge polvo en el garaje. Hoy tiene partido de fútbol y vamos a verle jugar como otro niño cualquiera.

Un pinchazo por una vida

Cada 3 meses, a veces más o a veces menos, voy al hospital Joan XXIII de Tarragona. No tengo a ningún familiar hospitalizado de por vida ni tengo una enfermedad crónica que necesite de supervisión trimestral, voy al hospital para donar sangre.

Recorro un pasillo tranquilo y ahí llego a la sala de donaciones donde relleno un cuestionario que una enfermera me ofrece. Después del cuestionario viene la entrevista con la doctora que me mira la presión con el famoso manguito y comprueba mis niveles de hemoglobina mediante un aparatito que coloca en mi pulgar. Todo listo; soy joven y sano, nunca me han echado atrás para donar sangre. Salgo del despacho de la doctora y me siento en una de las camillas que una de las majísimas enfermeras me señala. Como ya tengo experiencia con esto de que me chupen sangre, siempre estoy dispuesto a entablar conversación con las enfermeras u otros donantes para calmar el ambiente, siempre hay novatos que se sienten inquietos ante la presencia de agujas, pero yo les hago saber que no es para tanto y que lo más seguro es que repitan la experiencia. La enfermera me pincha en el brazo izquierdo y en 3 minutos abriendo mi mano y cerrándola para bombear la sangre, el aparato pita y la enfermera me retira la aguja. Cuando se me cierra la herida, ya estoy listo y me levanto para comer algo en la zona de descanso y, sobretodo, beber zumo y mucha agua.

Esa es mi rutina trimestral. Lo hago cada 3 meses porque los hombres podemos donar 4 veces al año, las mujeres sólo 3. Esto se debe a que las mujeres son más propensas a padecer anemia (trastorno que se da cuando el nivel de hemoglobina en sangre es bajo, normalmente por una deficiencia de hierro) pues pierden sangre en cada menstruación. Se puede donar más de 4 veces al año pero no se recomienda fuera de casos excepcionales, las reservas de hierro del organismo son finitas y repetidas donaciones pueden causar anemia.

Por qué deberías donar sangre.

Actualmente no existe un sustituto sintético de la sangre como lo tenemos para la insulina (la variedad sintética de la insulina no llegó hasta los setenta y antes se extraía la insulina del páncreas de vacas y cerdos). Hasta que no llegue un sustituto sintético de la sangre humana, la de los cerdos y las vacas no vale, se necesitaran donaciones de sangre para hacer transfusiones cuya importancia en la medicina moderna es vital. En cada operación se necesita sangre, mucha, por cierto, para mantener al paciente vivo. En cada accidente de tráfico, un par de bolsas de sangre salvan de la muerte a los accidentados. En cada parto que se complica, un fenómeno cada vez más frecuente, una transfusión de sangre salva la vida de la madre y su recién nacido.

Yo lo pienso así, si me pasa algo que requiriese una transfusión de sangre, cada donación mía representa una bolsita más en el banco que estará disponible cuando la necesite. Soy de grupo raro, así que me siento incluso obligado a donar sangre para que nunca me falte.

Tipos de sangre

Todas las sangres no son creadas iguales. Yo soy A- lo que representa un 7-8% de la población española. Al ser de rh negativo, no puedo recibir ninguna sangre que sea positiva lo que disminuye mi repertorio de transfusiones a O- (donante universal) y mi propio grupo A-.

A continuación os muestro un gráfico con la relación de posibles donaciones de sangre.

Tabla

Como podéis ver, los grupos negativos son los más importantes (especialmente el O-) pues pueden donar tanto a negativos como positivos. Los positivos son importantes también pues representan a la mayoría de la población pero nunca debe faltar sangre negativa en el banco.

Requisitos para donar sangre

Se tiene que ser mayor de 18 años y menor de 65, pesar más de 50 quilos y estar bien de salud. Puedes consultar el mismo cuestionario que te harán rellenar para ver si serías apto aquí.

¿Duele?

Nada que un adulto no pueda tolerar. El pinchazo es limpio y apenas se nota el dolor. Personalmente, como hombre velludo que soy, me duele más quitarme el esparadrapo horas después que el pinchazo, los hombres somos unas nenazas para estas cosas. En esta última donación, he descubierto que aplicar agua caliente para derretir el pegamento del esparadrapo da los mejores resultados.

Conclusión

Deberías ir a donar sangre si cumples los requisitos. Puedes arrastrar a algún amigo o familiar y saldréis los dos satisfechos habiendo realizado un gesto altruista muy necesitado. Que no te de miedo la aguja ni el esparadrapo y si eres deportista tu rendimiento no se verá afectado en absoluto.

Ya sea por tomar un refrigerio gratuito después de la donación o simplemente pasar un buen rato con las enfermeras más majas del hospital, recomiendo entusiasmadamente que vayas a donar sangre. A las pocas semanas te llegará una carta de agradecimiento con el resultado del análisis y el grupo sanguíneo al que perteneces. Pero la satisfacción de saber que tu sangre ha salvado la vida de alguien, es algo que no se puede explicar con meras palabras.

Infórmate sobre el horario de donaciones de tu hospital más cercano y pásate para hacer un gesto bonito que salvará vidas.

No olvides desayunar fuerte, estar bien hidratado y comer alimentos ricos en hierro antes y después de la donación.

¿Por qué comemos las doce uvas?

Llegó el último día del año. En la cocina se huele mucho marisco, redondo de ternera en salsa y docenas de uvas esperan guardadas en papel de aluminio a ser tragadas por la familia en el último minuto del año. La tradición de las uvas de remonta a principios del siglo XX cuando un excedente de uva da una excusa para celebrar un ritual con las campanadas de la puerta del sol. Pero la cosa no se quedó en un evento esporádico causado por una cosecha de uva extraordinaria, las “uvas de la suerte” se convirtió rápidamente en una tradición que se celebra en toda España. Su éxito se puede atribuir a la suerte que se obtiene al lograr comerlas a tiempo, o eso dicen.

¿Por qué creemos que nos dan buena suerte?

Si te las comes te dará buena suerte y si fallas en comerlas te traerá mala suerte. Es un dicho que repetimos, pero nadie de verdad cree, literalmente, que su suerte aumentará por comer unas uvas antes de que acabe el año. Aun así lo hacemos y mantenemos viva la tradición, pero, ¿por qué? Comerse las uvas a tiempo es un reto y, al completarlo, iniciamos el año con buenos ánimos y una victoria bajo el brazo, es como empezar los primeros segundos del año con el pie derecho. Parece algo inútil, pero no lo es. La nochevieja es una noche en la que te despides del año que ha pasado, aprendes de tus errores y te marcas unos objetivos para el año que viene. Empezar el año con buen pie es como empezar el partido marcando un gol en el minuto 1, el ritmo de todo el partido se decide por los primeros segundos y es muy importante no empezar flojo, hay que jugar fuerte desde el primer pase. No se puede comparar un partido de 90 minutos con un año de 365 días completos pero la verdad está ahí. Cómo se empieza algo marca el ritmo y el resultado final. Por eso es importante cumplir con el reto de nochevieja satisfactoriamente.

Si nunca has podido comerte las 12 uvas, bien por sus pepitas o porque la tradición te parece absurda y no le das importancia, intenta conseguirlo esta noche. Ponle ánimos y esfuérzate en tragarte las uvas como si la vida te fuera en ello. Empezarás el 2018 sudando la gota gorda pero celebrándolo con tus familiares como si acabaras de correr una maratón.

¡Feliz año nuevo a todo el mundo y no os paséis con el coñac!

Mi Última Misión

Recuerdo mi última misión como si fuera ayer. Era 24 de diciembre de 1970. Una nochebuena fría que pasé fuera de casa, pues mi patria me necesitaba, mi mujer y mi hijo podían esperar, o eso es lo que pensaba entonces. Era un joven agente de la CIA en Chile con una pistola cargada de balas que llevaba el nombre de un alto cargo del partido socialista grabado en el casquillo. En el hemisferio sur pasan las navidades con las ventanas abiertas de par en par y vistiendo ropa ligera; pero yo sentía frío, el frío del solsticio de invierno en Nueva York.

Había estado siguiendo al secretario general del partido todo el día. Reconocí su coche aparcado en la calle y su nombre en el buzón confirmó el lugar. La casa estaba tranquila y tenía las luces encendidas; era grande, algo normal en un hombre de su importancia política. Ahora estaba solo, lejos de la ciudad y posibles testigos, era el momento perfecto para liquidarlo de forma rápida y limpia.

Fue fácil forzar la cerradura con mi vieja ganzúa. Las cerraduras simples no eran problema para un agente de la CIA que pasó su adiestramiento con nota. Empujé suavemente la puerta después de asegurarme que nadie esperaba detrás de ésta apuntándome con el cañón de una escopeta. Muchos compañeros espías habían muerto de esa manera, forzaban la puerta sólo para encontrarse con su presa que se convertía en cazador al apretar el gatillo de una escopeta de caza. Yo ya sabía que cuando alguien sujeta un arma el corazón se le acelera y su respiración se entrecorta por el estrés. Afinar el oído para buscar ese sonido tan característico en el aire era algo natural en mí, el silencio me dio la señal para entrar. Efectivamente el político no me esperaba tras la puerta. El pasillo estaba vacío y con la luz apagada.

Recorrí silenciosamente el pasillo hasta la habitación con las luces encendidas de dónde se podía oír voces. Me deslicé junto al marco de la puerta sin hacer ruido alguno. Pegado a la pared, me puse a escuchar la conversación del salón. Escuché las voces de un niño y una mujer además de la del socialista. Tendría que ser rápido. Ahogar los gritos de una víctima con un disparo certero era tarea fácil, pero la cosa se complicaba cuando era más de una víctima. Primero mataría a la mujer pues son de grito fácil y la gente responde con más urgencia a sus aullidos, después al socialista, mi principal objetivo, y después al petrificado niño que aún no sabría lo que estaba ocurriendo. Saqué la pistola y la elevé frente a mi cara, como siempre hacía. Estaba cargada, lo había comprobado cincuenta veces ese mismo día pero tenía que volver a hacerlo. Quité el seguro y, después de una breve bocanada de aire, asomé la cabeza para visualizar a mis objetivos. Lo que vi en aquella habitación me congeló el alma.

Estaban los tres alrededor de un árbol de navidad, un abeto decorado con bolas de colores y una grande estrella coronando su copa. El niño estaba sentado en el regazo de su padre, el socialista, y éste le abrazaba con una amplia sonrisa. La madre terminó de comer un pastelito y sacó un regalo de detrás del sofá que iluminó la cara de aquel crío al instante. Saltó del regazo de su padre y le arrebató el regalo a su madre con excitación. Lo abrió con la ansiosa torpeza que caracteriza a un niño ilusionado ante un nuevo y desconocido juguete. De la caja, salió un cochecito que enamoró al niño. Después de un grito de alegría, los tres se fundieron en un tierno y largo abrazo de ojos cerrados. Fue entonces cuando lo sentí. Sentí el calor de la lumbre de mi chimenea, el calor de mi mujer a mi lado sirviéndome ponche de huevo y el calor de mi hijo implorándome que le dejara abrir los regalos antes de la cena. El sabor del pastel de arándonos de mi mujer se esparció por toda mi boca como si acabara de morderlo y el olor del ponche de huevo invadió mi nariz. Estaba paralizado, no podía pensar en otra cosa que en la navidad con mi familia.

El tintineo de mi pistola me sacó de aquella parálisis. Mi pulso de cirujano que no me había fallado en 10 años me traicionó de golpe. Me pregunté por qué. Para un agente con más de veinte muescas en su revólver, asesinar a una familia desarmada era pan comido. Pero la mano me temblaba y las dudas surgieron en mi mente como el vaho invisible revela la suciedad de un cristal. En mis dudas, golpeé un jarrón y el ruido me hizo abandonar la casa lo más rápido que pude. No sabía si me habían descubierto, lo único que sabía es que si me hubiese quedado un minuto más, los acabaría matando de rabia.

Corrí calle abajo y miré al cielo. Estaba despejado y pude respirar tranquilo al ver que nadie me perseguía. Mordí un cigarro directamente del paquete y alcancé mi mechero Zippo del ejército. Intenté encender el cigarro pero no lo conseguía, la llama no prendía. Me di cuenta de que aún me temblaba la mano y por eso no podía hacer rodar bien el pedernal. Al ver mi mano temblando, apreté los dientes y lloré en medio de la noche.

Desde aquel día no pude volver a matar. Dejé la CIA con mi última misión sin cumplir. No sé si fue la escena navideña o el darme cuenta de que había estado matando gente de carne y hueso todos esos años, pero una cosa sí que sé. Nunca he vuelto a pasar una nochebuena alejado de mi familia. Y ahora, si me disculpan, es nochebuena y mi mujer acaba de sacar la tarta de arándanos del horno.

Felipe VI, el rey que romperá España.

Era 3 de octubre y estábamos hablando sobre el terremoto que acababa de sacudir Cataluña dos días atrás. Puigdemont organizó un referéndum ilegal con todo tipo de triquiñuelas para evadir la ley. El gobierno trasladó un enorme crucero (el famoso crucero del piolín) lleno guardias civiles y policías nacionales con sus respectivos vehículos con motivo de detener tal acto. El crucero proyectaba una lúgubre sombra sobre Barcelona, una presencia amenazante que advertía sobre lo que podía pasar si se hacía el referéndum, una muestra de poder esperando a un casus belli para actuar. La guardia civil intentó evitar el referéndum buscando las famosas papeletas y las eludibles urnas de plástico, pero todo fue en vano. El 1 de octubre, ya conocido como el 1-O, se celebró el referéndum que tanto querían los catalanes y su gobierno separatista.

Los guardias civiles se enfrentaron a los votantes clausurando centros de voto. Violencia extrema en forma de porrazos y bolas de goma (prohibidas en Cataluña, por cierto) que se cobraría cerca de 1000 heridos. En un mundo donde todo el mundo es poseedor de una cámara de video con acceso a internet, los vídeos de la catástrofe sacudieron las redes sociales y el mundo entero fue testimonio de la brutalidad en los colegios electorales. “Sólo querían votar”, esa era la única frase que la gente podía pronunciar ante tal barbarie. El gobierno español podría haber ignorado el referéndum y haberlo declarado nulo sin necesidad de violencia policial. Estábamos en estado de shock. En mi barrio se presentaron 10 vehículos de la policía nacional y cerraron el colegio llevándose las urnas y todo el material para votar. Por fortuna no hubo heridos graves pero sí que se escucharon los golpes de porra sobre carne humana, ese terrible sonido que viene acompañado de gritos de dolor. Pero, entonces, mirando las noticias, la esperanza y el optimismo se manifestaron en forma de un discurso extraordinario que el rey de España, Felipe VI, daría esa misma noche.

Fue como un rayo de luz en un páramo tenebroso. El fuego que conduce a los perdidos hacia la salida. El rey daría un discurso sobre lo que pasó el 1-O. El rey, el cabeza de estado, el que mira por el bien de todos sus súbditos y la nación. Su padre, Juan Carlos I de borbón, fue clave para la transición democrática de España. Pasamos de una dictadura a una democracia sin derramar una sola gota de sangre, algo de lo que estoy muy orgulloso, y sobrevivimos a un golpe de estado militar, muy similar al que comenzó la guerra civil del 1936, gracias al discurso extraordinario del rey. Un discurso premeditado, hecho a con urgencia pero con el más riguroso pensamiento detrás. El discurso llamaba a la tranquilidad pues, como jefe del estado, ordenó a todos los capitanes generales que se abstuvieran de violar la constitución y la ley vigente, cortando de raíz el golpe de estado que el teniente Tejero había empezado con el famoso “Quieto todo el mundo”. Fue un acto de valentía y honor que defendió la democracia en España, se había acabado la autocracia militar en España.

El discurso

Ahora era el momento de otro discurso ejemplar para el nuevo rey de España, Felipe VI. La crisis catalana es su primer reto y todos esperábamos que se desvirgara con su primer discurso extraordinario como su padre lo hizo el 23 F, llamando a la concordia y defendiendo a la democracia de la violencia militar. Pero no fue así. El discurso de Felipe VI se caracterizó por la condena de los líderes de la Generalitat por su deslealtad al estado de derecho, quebrar la sociedad catalana ignorando que fueron elegidos democráticamente y sus medidas, como el referéndum, reflejan la voluntad de la mayoría de la población catalana. Además recalcó que hay medidas para pedir esos procesos en el congreso pero ignora que Puigdemont ya quiso debatir el referéndum en el congreso en Junio cuando envío una carta a la presidenta del Palacio del Congreso, Ana pastor. Los líderes de la Generalitat siempre han buscado el diálogo y han sido recibidos con un portazo en las narices. El rey acaba su discurso recordando al gobierno que es su deber mantener el orden constitucional y que los españoles deben permanecer tranquilos.

Ese fue su discurso. No condenó las formas con las que el gobierno intentó detener un referéndum carente de garantías, la violencia de la guardia civil contra la población catalana que tan solo buscaba poner un papel dentro de una urna pacíficamente. Fue muy chocante. Yo creía que el rey intentaría aliviar la tensión del conflicto llamando al diálogo con el estado español, poniendo presión sobre el gobierno de Rajoy para que se sentara a hablar con Puigdemont y buscara una solución pacífica al problema. Más chocante fue cuando me di cuenta del retrato que colgaba detrás del rey en el discurso, un retrato de Carlos III, el rey que persiguió el idioma catalán y lo ilegalizó en todo el país. El rey se burló de todos los catalanes.

La Monarquía en peligro

No soy monárquico, pero tampoco soy antimonárquico. Soy neutral como en muchos otros temas. Las monarquías tienen sus pros y sus contras y, en una monarquía como la que tenemos en España, atada por un sistema democrático, no me parece algo malo. Como bien ya he dicho, no me importa que haya un rey, pero sí que me importa cómo gobierne. Y el deber de un rey, por encima de todo, es ganarse el corazón de su gente. El rey Felipe VI, rey de toda España, perdió el corazón de muchísimos catalanes con aquel discurso. Pasó de ser una figura que traía paz y estabilidad en momentos de crisis a ser una figura que enaltece la inestabilidad y la paz cuando más la necesitamos. El rey Juan Carlos I de Borbón se ganó el corazón de todos los españoles durante la transición. Fue un rey que supo adaptarse a los tiempos que corren y dejó paso a la democracia con talante, sabiendo que sería una pérdida de poder para su persona, para su blasón familiar que aún corona el escudo nacional. Lo hizo pensando en el bien de España y sus ciudadanos, sus súbditos. Pero el rey Felipe VI no ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, tiempos que piden por una democracia más justa y real, un estado federado que sepa relegar competencias a las regiones para que éstas puedan trabajar con más precisión en mejorar las vidas de sus ciudadanos.

Por eso digo que Felipe VI será el rey que rompa España. Un rey que no sabe atender a las nuevas necesidades de sus súbditos está destinado a ser decapitado (figurativamente) en la guillotina del progreso. El viento del cambio silva por toda España anunciando el futuro. Es cuestión de Felipe el abrir las ventanas de su castillo para dejarlo pasar o mantenerlas cerradas a la espera que la tormenta derrumbe los cimientos de su nación.

Espero que no tengamos que ver el colapso de España, por el bien de ésta y de Cataluña.

La Voluntad Catalana del 21D

Por fin se celebraron las elecciones catalanas del 21 de Diciembre. Esas elecciones impuestas después de que Rajoy disolviera el parlamento con el artículo 155 de la constitución. Querían unas elecciones para dejar el independentismo en el pasado, para entablar una nueva etapa en Cataluña… pero, como cualquiera con dos dedos de frente ya se olía, el independentismo quedó imbatido. Con una participación histórica del 81,9% y encima en día laborable, el independentismo se mantiene férreo en su mayoría absoluta en el parlament.

Los indepes

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Puigdemont celebrando su victoria en Bruselas.

El pueblo catalán ha hablado más fuerte que nunca. Quieren independencia y parece que la quieren más que nunca. El pueblo ha votado a Puigdemont como su legítimo presidente, un presidente exiliado en Bruselas para huir de la politizada justicia española. ERC se ha dado con un canto en los dientes y ha acabado como segunda fuerza independentista después de presentarse solos sin el PDeCAT. Las encuestas les daban más votos y escaños que JxC pero, todo el mundo que ha seguido unas cuantas elecciones, sabe que las encuestas nunca son el resultado definitivo.

Puigdemont salió triunfante en Bruselas con una buena sonrisa y los pulgares bien altos. En la misma rueda de prensa, pidió a Rajoy que se sentara a hablar con él sobre el futuro de Cataluña tal y como sus urnas impuestas del 21D han hablado. Se sintió con el pecho suficientemente hinchado como para demandar reparaciones a Cataluña por los 1000 heridos del 1-O y la liberación de los presos políticos. Ahora bien, sólo queda saber cómo se las arreglará el parlamento catalán para investir a un presidente que no puede pisar España sin ser detenido por la policía.

La CUP y ERC ya han dado su apoyo a Puigdemont. Tienen ganas de derrotar al 155 y se pronunciaron antes de que acabara el escrutinio. Puigdemont goza de 70 escaños para gobernar Cataluña hacia la república.

Los Pepes

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M.Rajoy pensando en la que se le viene encima.

El partido popular, ese partido que decapitó al independentismo con el 155 tal y como se jactaba Soraya de Santamaría hace unas semanas después de haberse tomado unas cuantas copas de más. Se colgaron las medallas por acabar con el procés y pidieron el voto. La solución es España, dice su eslogan; ahora, ese eslogan sólo tiene 3 escaños en el parlamento catalán pues no los ha votado ni su madre. Y no es por falta de inversión, se han gastado 1,8 millones de euros, a 600.000€ por escaño. La señora hostia que se ha pegado el PP en Cataluña ha sido legendaria.

¿A dónde han ido a parar los votos del PP? Pues al siguiente partido, el que ha ganado las elecciones.

Los Cocaino… Digo los Ciudadanos.

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Inés Arrimadas celebrando su victoria con Albert Rivera.

Han ganado las elecciones, lo primero es lo primero. Inés Arridamas ha ganado las elecciones con el 25% del voto total. Después del escrutinio, el partido naranja lo celebró por todo lo alto con confeti de color naranja y banderas cuyo único azul era el de la unión europea. Muchos gritos de júbilo por España y por Cataluña, pero nadie quería reconocer la dura verdad, su victoria no les sirve de nada. A Arrimadas sólo le importa el número de escaños que ha sacado a costa de los unionistas que le han prestado su voto pensando que votar al PP o PSC era inútil; cuando antes se enteren de que están siendo manipulados por un partido de mentirosos, mejor.

Conclusión

Pues esta es una lección muy dura para España o, mejor dicho, para M.Rajoy y el PP: han usurpado la Generalitat y disuelto su legítimo gobierno, han aporreado a los catalanes que querían poner una papeleta que no significaba nada en unos tapers, han tenido retenidos a una horda de guardias civiles en un barco del piolín (y siguen ahí, ahora están en otro barco) en condiciones pésimas, se han burlado de los líderes políticos acabados en la cárcel y prácticamente han admitido que ha sido gracias a ellos, demostrando así la falta de independencia judicial que tiene España. Pues, todo esto, no les ha servido para derrotar al independentismo. Con una participación récord, Puigdemont volverá a ser el presidente de la Generalitat; si es que la justicia española le deja que se presente a su investidura sin detenerlo antes.

Está claro que el independentismo no se va a ir por muchos artículos 155 que quieran poner sobre la mesa. Los catalanes quieren su independencia y no pararán hasta que se les oiga como es debido. Rajoy ha perdido toda la credibilidad que tenía en España. No ha sabido llevar la crisis catalana como un buen líder, se ha tapado los oídos y ha enviado a la policía y a los jueces para que se encarguen del problema. Pero este problema no se solucionará ni con jueces, ni policías militarizados, ni artículos de la constitución. El problema desaparecerá cuando se siente a hablar con Puigdemont y lleguen a un acuerdo que satisfaga a las dos partes. Montoro dejó ir en un descuido que podrían renegociar el financiamiento de Cataluña ahora que no iban a ser rescatados por Europa, le sugiero al señor M.Rajoy que empiece por ahí.

Si M.Rajoy no quiere sentarse a hablar con Puigdemont, preveo unas elecciones generales anticipadas. No me parece factible que Rajoy siga gobernando después de la catastrófica gestión del conflicto catalán y creo que Podemos y PSOE (aunque éste haya votado a favor del 155), pueden encabezar una moción de censura satisfactoria.

Jornada de reflexión: Ciudadanos.

Pues llego la jornada de reflexión. Ese dichoso día en que todos los partidos políticos moralizan sobre lo importante que es votar y, sobretodo, a ellos. Desearía dedicar esta jornada de reflexión al principal partido del bando unionista, Ciudadanos.

El voto anti-independentista, Arridamas es la clave para vencer a los nacionalistas que tanto daño han hecho a Cataluña. ¿Pero son de verdad la mejor opción catalana contra los indepes? ¿Merece la pena darle su voto al partido naranja? Eso es lo que voy a discutir en este artículo en el que investigo ciertas propuestas del partido de Arrimadas que han ido haciendo durante los años y en otras comunidades autónomas.

Nunca me ha gustado Ciudadanos. No me gusta ningún partido político, pero a ciudadanos le tengo tirria. Todo empezó cuando se presentaron a las elecciones catalanes del 2006. Era un partido nuevo, formado un año antes de las elecciones, y se mostraba como el partido de los castellanoparlantes (o castellanohablantes como lo dicen ellos, pero al menos a mí me suena fatal). Era un partido nuevo y, en un intento de captar la máxima atención posible, pusieron a su líder, Albert Rivera, en pelotas para la campaña publicitaria; un auténtico ridículo que se tradujo en 3 míseros escaños en sus primeras elecciones.

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Spot publicitario de Ciudadanos para las elecciones catalanas de 2006.

En su programa electoral para las elecciones catalanas del 2006, ese pdf lleno de propuestas vacías que nunca se cumplen, muestran sus intenciones de abolir la inmersión lingüística. También pretenden que los padres puedan escoger la lengua vehicular en la que será enseñado su hijo en los primeros años de primaria, los años clave para que el niño pueda integrarse en el modelo catalán. Después, dicen que se enseñará cada lengua oficial ocupando éstas un 35% cada una y luego un 30% de lengua extranjera (inglés). Esto se va repitiendo a lo largo de sus candidaturas en Cataluña y en otras CCAAs. Están empeñados en usar varias lenguas como lengua vehicular sin decir realmente cómo lo harán ni si se ha intentado en algún lado con éxito. ¿Significa que un 35% de las asignaturas estarán en castellano, otro 35% en catalán y el 30% en inglés? ¿Darán asignaturas en castellano por llenar el cupo y otras en catalán? ¿Creen de verdad que los padres que escojan castellano como enseñanza primaria para sus hijos van a  aprender el catalán cuando les toque cursar el 35% de las asignaturas en catalán sin haber usado ni escuchado la lengua antes? ¿Cómo se monta esto de escoger la lengua vehicular? ¿Se montan colegios exclusivos para castellanos y otros para catalanes? ¿O mantenemos el sistema pero enganchamos pegatinas para que la profesora distinga entre castellanoparlantes y catalanoparlantes a lo nazi? Es bastante críptico y da igual por donde lo mires que el sistema se cae por su propio peso. Un sistema tan retrógrado sólo serviría para segregar a la población catalana entre castellanos y catalanes mediante la barrera del idioma.

Seamos sinceros, ciudadanos nació de los padres que no querían que sus hijos se integraran en la escuela. Que no aprendiesen el catalán, porque estamos en EJPAÑA (la J es la letra más patriota de nuestro país) y en EJPAÑA se habla EJPAÑOL, eso de aprender nuevos idiomas y ser bilingüe es de masones. Todo eso de que el bilingüismo mejora la salud del cerebro y hasta retrasa la aparición de demencia en 5 años es mentira inventada por NAZIONALISTAS.

Dejemos el sarcasmo a un lado y continuemos con los programas de ciudadanos. Después del batacazo de 2006 con 3 escaños, se replantearon sus propuestas. Eliminaron la elección de idioma del primer ciclo de primaria. Bien, eso era una tontería que dividiría a la población y promovería la no integración de españoles en Cataluña. Pero siguieron proponiendo lo de poner los dos idiomas con igual presencia en las asignaturas. Variarían en el porcentaje, a partir del 2010 serían un 40% castellano, 40% catalán y 20% en inglés. Que ya me dirás que gracia les va a hacer a los alumnos cuando tengan que cursar una asignatura que no sea la de inglés en el idioma británico, con todos sus nuevos tecnicismos que no conocerán.

Están obsesionados con que los estudiantes aprendan inglés. Y no digo que sea algo malo, es fantástico, pero obligar a los alumnos a cursar asignaturas en inglés es una gilipollez. Sería mucho más efectivo aumentar las horas de la asignatura de inglés que no condenar a otra asignatura a ser cursada en inglés.

El sistema catalán ya está bien como está. La lengua vehicular es el catalán y los estudiantes salen de primaria sabiendo hablar los dos idiomas. La Cataluña bilingüe ya existe. Y cualquiera que haya estudiado en Cataluña sabe que los alumnos no son adoctrinados, es inútil desmentir algo que no existe.

Mentiras para quedar bien

Leyendo los programas electorales de ciudadanos he descubierto otra asquerosa faceta de los partidos políticos. La faceta de decir A en un sitio y B en otro. Me refiero al programa electoral para las elecciones catalanas del 2015. En éste, proponen que en todos los centros educativos de España se pueda escoger una de las lenguas oficiales españolas (vasco, gallego, catalán) como asignatura optativa aparte del castellano en nombre de la DIVERSIDAD CULTURAL (qué bien suenan esas palabras, Pepe. Me cago en dios ponlas en todo el programa). Una iniciativa buena y enriquecedora, pensé. Pero mi sentido del escepticismo me hizo sospechar. Esto huele a mierda, me dije. Resulta que 2015 fue el año de las elecciones en muchísimas CCAA. Elecciones donde el partido de Albert Rivera también se presenta con un programa electoral dedicado a esa Comunidad Autónoma. Pues decidí ver si esa misma propuesta, en apoyo a la DIVERSIDAD CULTURAL de España, salía en esos otros programas. Creo que ya sabéis qué me encontré en los otros programas electorales. Ni rastro de la enseñanza del catalán, el euskera o el gallego como asignatura optativa. Literalmente dicen una cosa en Cataluña y dicen otra en los otros sitios para quedar bien en ambos lados. Son unos manipuladores asquerosos. Dejo el programa de Ciudadanos de Cataluña para 2015 y los de Extremadura, Navarra y Canarias, todas del mismo año, como ejemplos en los que no existe esa propuesta de asignaturas optativas.

Conclusión

Ciudadanos es un partido populista que ha crecido una barbaridad con el independentismo. La gente no quiere ver al PP ni en pintura y, como Ciudadanos aún no ha tocado poder, tienen la imagen limpia y por eso lo votan en Cataluña para castigar al independentismo. Pero si votáis a Ciudadanos, estaréis votando a un partido que quiere cargarse el catalán en la escuela con el rollo del “trilingüismo”. Si queréis votar a un partido unionista que no quiera cargarse el catalán en la escuela, votad a PSC.

Como apunte final, os pongo un par de vídeos que Albert Rivera no quiere que veáis. Aquí podéis ver como PRESUNTAMENTE (que luego me denuncia) adquiere cocaína de un camello en plena campaña electoral y la vista de todos (muy EJPAÑOL por su parte).

Y en éste podéis observar a un Rivera algo alterado como si el pulso le fuese más deprisa de lo que le debería estando sentado en una silla. Debe ser una crisis de ansiedad de esas que te dan cuando quieres vender hipotecas de interés fijo.

Análisis de la propaganda del 21D

Como dije en el artículo de ayer, y como lo muestra el título arriba, voy a analizar la propaganda de los principales partidos políticos. Recomiendo que hayas leído primero mi artículo sobre Propaganda Política para que conozcas mi perspectiva al analizar la propaganda. Al final del análisis, revelaré qué votaré el jueves que viene.

Son 7 partidos políticos los que se disputan el parlament de Cataluña. Los iré analizando de uno en uno empezando por los constitucionalistas y acabando por los independentistas.

Ciudadanos

Podría escribir un artículo entero sobre este partido nacido con el único propósito de no querer hablar catalán en la escuela, pero no vengo a hablar de su historia. Los naranjas no se suelen currar mucho su propaganda, como buenos españoles, practican el deporte nacional de trabajar lo justo. Tan sólo un tercio de folio plastificado, mal recortado, por cierto, con unas frases a la izquierda representando los problemas del independentismo y sus soluciones a la derecha (que oportuno). Entre sus soluciones se encuentran los típicos discursos políticos como: reconstruir puentes, empleo ahorros y pensiones, gobierno anticorrupción, más inversión en sanidad y educación, trabajar para solucionar los problemas reales y seguir siendo catalanes españoles y europeos. Y, por cierto, todo está en castellano, no hay una traducción al catalán.

Todo vale a la hora de prometer y prometer algo cuando se pone al lado contrario al oponente político haces ver que ellos están en contra de todo eso bueno. Los independentistas están en contra de reconstruir puentes, del empleo y de la anticorrupción.

Partido Popular

Me encanta la propaganda pepera. No sé si es que saben que no los vota ni dios en Cataluña y que ciudadanos les va a robar lo poco que tienen, o es que no tienen ni idea de cómo hacer propaganda. Una carta, eso es todo lo que ofrecen los azules, ni trípticos ni coloridas hojas de plástico. Por delante hay una carta del señor Albiol dirigiéndose al votante como “querido amigo”, aún me estoy descojonando, que un político trate de amigo a un votante es de risa. En la carta, Albiol dice que gracias a Rajoy se ha detenido el “naufragio” de la economía catalana. Suerte del tío Mariano; sin él, estaríamos vendiendo manzanas en la calle como en la crisis americana. Demás promete devolver la serenidad y la concordia a Cataluña y mucho empleo, pon eso en la carta que gusta mucho Xavi.

En la otra cara de la carta, el infame M. Rajoy se dirige al votante otra vez como “querido amigo” y le sigue un discurso igualito al de Albiol, como el que copia los deberes del compañero 5 minutos antes de la clase. Mucha prosperidad y mucho empleo.

Ambas cartas están en castellano. Ni rastro de una traducción al catalán para intentar captar los votos de los catalano-parlantes, olé tus huevos.

Partido Socialista Catalán

El PSC ha sufrido una crisis de identidad desde que el procés independentista empezó. Era un partido de tradición catalanista pero han decidido alejarse de esa tradición pues en España no los votaría ni el tato si tontearan con los independentistas (delito del que ya les acusan, por cierto).

Iceta escribe una carta al votante dirigiéndose como es debido, “Estimada ciudadana/estimado ciudadano”. En la carta pide lo mismo que Albiol, reconstruir las relaciones con España y menciona que los indepes han sido muy malos estos dos últimos años.

Además de la carta, hay un tríptico de papel con un mensaje de desprogramación sectaria. Iceta se dirige al votante invitándolo a que renuncie su radicalismo. En otra sección, promete “cambiar de rumbo” y hace un discurso al igual que ciudadanos. A un lado pone una palabra mala y al otro su contrario implicando que él es bueno y sus oponentes los malos.

Otra vez sin promesas concretas y con discursos ambiguos. Iceta promete ser un presidente reconciliador como todos los anteriores. Hay que decir que esta propaganda tenía una traducción al catalán como dios manda, tanto en la carta como en el tríptico. Por tanto, el señor Iceta ya ha hecho más por la reconciliación que los otros partidos constitucionalistas.

En Comú Podem

Los violetas de Podemos se deciden por un díptico de plástico en el cual podemos encontrar una corta carta diciendo que la vieja política está parando al país y que se necesita volver a los problemas reales de la población. Quieren salir del bucle i entrar en una nueva fase.

A continuación propone 3 puntos fáciles de digerir.

El primero, lo usan para condenar la unilateralidad y hacer un llamamiento para recuperar las instituciones catalanes perdidas con el 155 y, además, ganar más autogobierno.

El segundo es otra simple promesa de centrarse en el ciudadano con problemas como: vivienda digna, paro y precariedad laboral, privatización de la sanidad, la gloriosa IGUALDAD no podía faltar, recuperación económica y la violencia machista.

El tercero es un refrito del primero. Prometen un derecho a decidir con un referéndum pactado.

Es una propaganda corta pero densa e incluye ambos idiomas. Es una propaganda típica pero más efectiva que las otras. Siguen sin prometer cosas concretas a pesar de marcar con un tic todas las casillas (palabras ambiguas).

Junts per Catalunya

El partido con el líder exiliado se presenta con una carta dirigida al votante, escrita en ambos idiomas. En ésta, hace el discurso independentista para llegar a un estado propio, la afamada república que todo lo solucionará. Dice que estas elecciones son una oportunidad para dejar claro el futuro de Cataluña se decide en Cataluña haciendo referencia a la intervención estatal de la autonomía mediante el artículo 155. Presume de lista pues se han adueñado de un número de figuras independentistas como Jordi Sánchez, el que está en prisión preventiva por subirse a un coche de la guardia, no vaya a ser que se suba a otro, dios no quiera. La cara continúa defendiendo la dignidad de Cataluña y con una vaga referencia a construir un estado independiente que estará del lado de la gente, muy próspero y con mucha cohesión social. Lo mismo que los demás.

La carta incluye un tríptico de plástico que se transforma en un póster con todas las caras de los candidatos principales del partido. Supongo que pretenden que te lo cuelgues en la habitación como si fueran estrellas de rock, me parto. Hay poca información en el tríptico: una lista de campaña con los candidatos de Tarragona (mi provincia) y tres frases cortas apelando a la democracia, recuperación de las instituciones de gobierno, retorno de los presos políticos (hace frío en Bélgica eh, Puigdemont) y por la independencia, la república y las libertades (ya echaba de menos esa palabra).

Es una propaganda light pero no se puede esperar más de un partido cuyo único objetivo es la independencia.

Esquerra Republicana

Sorprendentemente, Esquerra opta por un díptico y se salta la obligatoria carta de presentación usando sólo un díptico con un pequeño texto al igual que Podemos. El díptico sólo está en catalán y habla de la gloriosa república que construirán. El discurso es más clásico, una república de ciudadanos libres e iguales, limpio de corrupción y con igualdad de oportunidades. Sociedad del bienestar diversa e inclusiva y con una economía industrial y exportadora donde todos puedan prosperar y vivir dignamente.

Lo sigue unos puntos que describen una república con los mismos temas mencionados arriba que tanto gustan a políticos: derechos humanos, igualdad entre hombres y mujeres, derechos y oportunidades para todos, educación que apueste por la creatividad y consumo cultural (sinceramente, me gusta que incluyan este punto aunque sé que las palabras en un díptico no valen nada).

Pero agárrense a sus asientos mis queridos lectores, Esquerra ha hecho algo impensable. En un apartado titulado “Mesures republicanes de govern” han tenido la osadía de prometer cosas concretas en vez de usar palabras vacías. ¿Políticos que prometen leyes con números concretos? Es la sorpresa de las elecciones, no me lo esperaba.

El apartado consta de 5 puntos y en el primero prometen desplegar la “renda garantida” (salario universal), una medida con la que todos los ciudadanos recibirían un sueldo base para garantizar una vida digna. En el mismo punto, prometen subir el salario mínimo a 1000 euros. Ese es el único punto que promete algo concreto, los otros hablan de lo de siempre con las mismas promesas ambiguas: más inversión pública para la economía, fortalecer el sistema de salud y servicios sociales, reforma horaria, igualdad entre hombres y mujeres e inversión educativa que eso queda muy bien.

El díptico acaba resumiendo unos compromisos con los ciudadanos de la república: liberar a los presos políticos, retirar a los policías que aún siguen en los puertos de Barcelona y Tarragona, recuperar instituciones, restaurar la democracia, dar voz a la ciudadanía y empezar una negociación bilateral con el estado español y con mediación de la Unión Europea.

El díptico acaba con ese llamamiento a la bilateralidad que deja un buen sabor de boca. Puede que no tengan una carta de presentación pero saben redactar buena propaganda para captar votos. Dejan claro que quieren hablar y eso es un mensaje tranquilizador para los votantes, otra cosa es que el gobierno español quiera hablar…

CUP

Los comunistas catalanes optan por un tríptico de papel que sirve como sobre. Un pequeño texto en la esquina superior derecha explica que lo hacen para reducir residuos, piden que compartas el folleto con otros electores y uses un sobre de otra propaganda para votar. Un gesto bonito y comprometido con el medio ambiente, hay que hacer lo que quieres ser y la cup se ha ganado la pegatina al partido verde.

El tríptico empieza con una declaración de guerra al 155 y al estado represivo que lo ha impuesto. Continúa con la lucha contra el paro la precariedad y las desigualdades fruto de la corrupción y el capitalismo, todo muy comunista. Por fin menciona a la república y especifica que surgirá del pueblo, sin renunciar a nada, unilateralmente, entre todas y todos (todos ya no es neutral, a la mierda la economización de la lengua). Reiteran que son radicalmente democráticos, feministas, ecologistas (lo del sobre lo prueba), antifascistas, indepes y de izquierdas. Y acaban recalcando que no pedirán perdón por ser libres ni pedirán permiso para serlo.

Un discurso radical con énfasis en la lucha de clases. Ya sabemos todos que son comunistas. Me parece que es el partido que menos análisis requiere. El progresismo radical resumido en un tríptico.

Conclusión

Enhorabuena, has llegado hasta el final del artículo. Ha sido un poco largo pero son 7 partidos. Hemos podido ver claramente dos tendencias en la propaganda: los constitucionalistas que prometen estabilidad, concordia, unión y los independentistas que prometen luchar por la república ya sea por la vía unilateral o el diálogo con el gobierno español. Todos los partidos prometen una mejora de las inversiones en educación y sanidad (con aumentar un céntimo el presupuesto ya han cumplido), prosperidad para el país y kalise para todos. Todo adornado con palabras ambiguas que hacen babear al votante da igual si se cumplen después. Las próximas elecciones volverán a prometer lo mismo poniendo la zanahoria delante del burro para que éste tire camine sin detenerse.

Yo no soy político, y por eso voy a cumplir con mi promesa, voy a revelar lo que voy a votar el jueves que viene. Mi voto irá al mismo partido que he votado desde que pude votar en las elecciones catalanas de 2012. Era un chaval 5 años más joven con sus 18 años (camino a los 19) que fue ilusionado al colegio electoral. Me encerré en la secretísima cabina de voto, corrí al cortina y contemplé el sobre ante mí. Respiré hondo y saqué la papeleta de mi bolsillo. Estaba doblada así que la desdoblé para darle un último vistazo. Solté una carcajada al ver a mi amigo Artur Más, el héroe del pueblo vistiendo el uniforme de las SS. Sí, voté una caricatura de Artur Mas, mi voto fue nulo.

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La foto que puse en mi papeleta en las elecciones catalanas del 2012.

Siempre he votado nulo. Como muchos jóvenes, no me siento identificado con ningún partido político. Me parecen todos iguales, y no me puedes culpar pues ya veis que todos prometen lo mismo. Prosperidad, concordia, igualdad, libertad y todas esas chorradas ambiguas que no tienen significado alguno. Si la política se centrase en discutir qué leyes exactas iban a pasar en el congreso, si fueran más concisos explicando cómo harán el país más igual o más próspero, entonces sí que podría votar con seguridad. Pero no es así. Es una política regida por la demagogia barata de “yo soy bueno y el otro es malo”. Mi voto está mejor gastado sacándole una sonrisa al pobre palurdo que le ha tocado hacer de juez en la mesa electoral. Ellos son los desgraciados que hacen que nuestro sistema político funcione.

Muchísimas gracias por leer y, votes a quien votes, que sepas que respeto tu decisión al cien por cien. No soy tribalista ni guardo rencor a los que lo son. La libertad de voto es importantísima pues es un corolario de la libertad de expresión y ese, amigos míos, es el derecho más fundamental de nuestro sistema.

 

 

Propaganda Electoral

Falta menos de una semana para las elecciones catalanas y se puede notar la tensión en el ambiente. Las encuestas empiezan a brotar como setas en un pinar, todas con resultados diferentes, y las pancartas electorales con el candidato sonriendo cuelgan de todas las farolas, siempre de dos en dos. Todo forma parte de la campaña electoral pero siempre han sido las cartas de los principales partidos políticos pidiendo el voto que recibe uno a partir de la mayoría de edad, cuando se puede votar, lo que me ha llamado más la atención.

En todas las elecciones en las que he recibido propaganda electoral, me he dedicado a estudiar los trípticos, cartas personales (las que te tratan como amigo, una risa) y posters que caen en mis manos. Pongo todos los sobres en una mesa grande para visualizarlos todos a la vez y me echo unas risas leyendo la propaganda. Soy asquerosamente cínico con la política y me río con los discursos vacíos que ofrecen los sobres dirigidos todos a mi persona.

Demagogia

La demagogia es un arte, no es tan simple como sensibilizar tu discurso mientras alzas la voz para indicar al público (todos miembros del partido) que es hora de aplaudir como si dijeras una verdad como un templo. Es una técnica sutil que hasta los más avispados se la tragan doblada. Los partidos buscan el mayor número de votos posible y el secreto de un discurso político que produzca el mayor número es la ambigüedad. Se trata de usar palabras que ya no significan nada pues han sido abusadas cual esposa en un matrimonio machista. Basta  con observar qué palabras repiten en todas las cartas, sean de un partido de izquierdas o de derechas. Palabras como igualdad, libertad, prosperidad, crecimiento, serenidad, democracia… ya me entienden. Esas son las mejores palabras que pueden usar pues todo el mundo las considera positivas, vamos que nadie estará en contra de un discurso que presente esos motes. Pero si preguntas a diez personas qué harían ellos para fomentar la igualdad (por ejemplo) te saldrían con diez historias completamente distintas. Ese es el poder de la demagogia, es el uso de palabras ambiguas para que la gente proyecte su idea en el discurso.

Si hay 5 tipos de votantes (en realidad hay muchos más tipos, docenas diría yo) con sus propias preocupaciones e intereses, la única manera de apelar a todos evadiendo las contradicciones que suponen sus intereses individuales es usando esas palabras ambiguas. Los 5 tipos de votantes se sentirán identificados con el discurso del demagogo pues plasmaran, cada uno, su significado particular y se sentirán incluidos. Es cuando veo ese mensaje vacío, fabricado para llegar al corazón del máximo número de personas posibles, que me entra la risa floja, la misma risa que te entra cuando ves a un niño haciendo cola en un banco vestido de traje y con un fajo de billetes del monopoly.

Pues ya tengo toda la propaganda de las elecciones en mis manos y pienso hacer un análisis (o una review, como lo quieran llamar) de la propaganda de cada partido. Al final, revelaré qué votaré el 21 de diciembre; puede que les sorprenda con el contenido de mi voto.